César Mantilla: un hombre imparable de sol a sol

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Por: Iván Meneses - Periodista de investigación

 

El pasado Viernes 2 de Junio se celebró en Colombia el día del campesino. Los cultivadores de la tierra, quienes con esfuerzos y sacrificios siembran sus productos para que lleguen del campo  a las mesas de los hogares colombianos, le pidieron  al gobierno Nacional que el campo tenga una visión distinta, en donde su ardua labor sea valorada y tenida en cuenta para brindarles garantías al momento de sembrar y obtener seguridad alimentaria.

En el caso de los campesinos del departamento del Cesar, la tierra tiene los pisos térmicos que les permite aprovechar mejor los suelos.

En las tierras Cesarenses se cultivan: yuca, café, plátano, frutas, cacao, cereales, vegetales, entre otros. Pese a esta gran riqueza nuestros campesinos reclaman mayores inversiones en infraestructura y apoyo para comercializar estos productos, los cuales alimentan a los citadinos.

 

 

Aprovechando esta fecha quiero hacer mención de aquel hombre, quien desde niño empuñó una pala, un machete y un trasmallo para ayudar a sus padres y hermanos a llevar el sustento diario a su casa.  Les hablo del señor César Mantilla, quien también en horas de la madrugada se  levantaba y se alistaba terciándose su mochila, consumiéndose el desayuno, tomándose una taza de café  y poniéndose el  infaltable sombrero vueltiao, el compañero de toda su vida, para sembrar o limpiar los cultivos e irse de pesca a la ciénaga de zapatosa, antes que saliera el Sol.

Mantilla, nació en el municipio de Zambrano, Bolívar, y llegó al corregimiento de  zapatosa, Cesar a vivir con la mujer que le aceleró el corazón y  se lo puso a latir de amor en el también corregimiento de Algarrobo, Magdalena, cuando conoció a Dionisia Montesino, la  zapatosera con quien vivió cuarentena y ocho años, tuvo sus diez hijos, veinticuatro nietos y seis bisnietos.

César Mantilla, se caracterizaba por ser una persona correcta, responsable alegre y serio a la vez. Además, era un hombre incansable e imparable, nunca le dijo NO a un trabajo, los cuales eran garantizados. De Sol a Sol labraba  la tierra para sacar adelante a sus hijos y esposa; por ende no se dejaba intimidar de las dolencias del cuerpo producidas por el cansancio o agotamiento.

La ciénaga grande de zapatosa fue su mayor fuente de trabajo, de donde sacaba los pescados para luego venderlos y en ocasiones consumirlos  con su familia, acompañándolos con yuca o plátano maduro que él mismo sembraba en el patio de su casa o en la parcela.

En la mañana del siete de Julio del año 2022, su compañera sentimental e hijos se extrañaban al ver que el Sol ya radiaba con su luz y César Mantilla aún no se levantaba de su cama a cumplir con sus deberes cotidianos. Fue entonces que tomaron la decisión de despertarlo, pero era en vano: Aquel corazón que palpitó de amor por su zapatosera, ese mismo corazón que le dio la fuerza para resistir las largas y duras jornadas  de pesca y cultivar la tierra, se había detenido para siempre. Sus ojos que vieron amaneceres, atardeceres y crecer sacando adelante a sus hijos, nietos y bisnietos, no se volvieron a abrir más.

A sus 66 años de edad nuestro amigo César Mantilla, duerme en el sueño eterno, y con la Fe que su alma descansa y disfruta de la gloria  Dios, más allá del Sol, esa estrella que alumbró su sendero aquí en la tierra y le dió vitalidad a sus cultivos.

“Paz para el alma de César Mantilla “el hombre imparable”.

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