Un deportista exitoso que decidió ser Policía

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  • Un cambio de vida en busca de proteger y servir a los demás.
Por: Emilio Gutiérrez Yance

En esta crónica relatamos la historia de Federico Romero Guerrero un cartagenero criado en el barrio Olaya Herrera que abandonó su carrera como jugador de futsala en Bolívar para cumplir su sueño de ser Policía. A través de su pasión por el deporte y su persistencia, logró ingresar a la Institución en el 2003, y desde entonces ha dedicado su vida a proteger y servir a la comunidad. A pesar de enfrentar desafíos y tragedias, encuentra fuerzas en su vocación, en el cariño y respeto de las personas a las que ayuda.

Hace algunos años, Romero Guerrero era jugador de futsala en el departamento de Bolívar y soñaba con tener una carrera que pudiera marcar la diferencia en la sociedad. Si bien el deporte era su pasión, su verdadero anhelo era convertirse en Policía, alguien capaz de proteger a los demás y brindar seguridad a su comunidad. En esta crónica conoceremos cómo logró transformar su vida de deportista en la de un valiente Policía.

El 2003 fue clave para este hombre, pues logró ingresar a la Escuela de Policía Antonio Nariño en Barranquilla, Atlántico y salió convertido en patrullero prestando sus servicios en diferentes municipios del departamento del Magdalena. Lleva 22 años en la Institución enfrentando numerosos desafíos y situaciones peligrosas, sin embargo, también encontró oportunidades de crecimiento y hoy tiene el grado de subintendente.

En el 2018, debido a la dinámica institucional, fue trasladado al departamento de Bolívar, específicamente a la dependencia de planeación, donde actualmente desempeña el cargo de Gestor de Planeación, siendo responsable de importantes proyectos en la unidad.

A lo largo de su carrera, ha acumulado 75 felicitaciones, 12 condecoraciones y ningún llamado de atención, lo que demuestra su compromiso y profesionalismo en el cumplimiento de sus funciones. Además, su vida personal también es sólida y feliz, pues está casado y tiene dos hijos.

Sin embargo, el camino hacia su sueño no estuvo exento de obstáculos. A pesar de su dedicación al servicio público, no pudo culminar sus estudios superiores, lo que marcó una de sus principales frustraciones. Además, la desaparición de su hermano, un suboficial de la Armada de Colombia, en Puerto Leguizamó, Putumayo en el 2005, ha sido un dolor que aún lo acompaña, pues esto sigue siendo un enigma.

Pese a las dificultades, nuestro protagonista sigue adelante, confiando en su vocación y el respeto que recibe de la comunidad por su labor. Dos eventos en particular marcaron su vida: la tragedia vivida en el municipio de Fundación en 2014, cuando una buseta se incendió y cobró la vida de 33 niños y un adulto, y la desaparición de su hermano, estos hechos le recordaron la fragilidad de la vida y reafirmaron su compromiso con la seguridad y el bienestar de los demás.

A pesar de los desafíos, Romero, encuentra gratificación en su labor como Policía, el afecto y respeto de la gente hacia su trabajo, hacen que cada sacrificio y dificultad valgan la pena. Además, encontró en el deporte un apoyo fundamental, ya que, gracias a su pasión por el futsala, pudo ingresar a la Institución que siempre soñó y de la que se siente orgulloso.

Con el paso de los años, ha sabido adaptarse a los cambios y enfrentar situaciones críticas, como la pandemia por Covid-19 que amenazaba de manera silenciosa y le arrebató a familiares y amigos. Afortunadamente, gracias a su estricto autocuidado, no se contagió y pudo continuar cumpliendo su deber como Policía.

La historia de este subintendente demuestra cómo la vocación y la perseverancia pueden llevarnos a alcanzar nuestros sueños, incluso si estos implican dejar atrás una carrera deportiva llena de triunfos.

Su pasión por el futsala fue el puente que lo condujo a su verdadero propósito en la vida, el de ser Policía y dedicarse a proteger y a servir. A pesar de los desafíos y tragedias que ha enfrentado, sigue adelante con valentía, encontrando fuerzas en su vocación y en el cariño de quienes reconfortan su labor. Su historia es un ejemplo de superación y resiliencia, inspirando a muchos a seguir sus sueños y hacer el bien.